Llega un telegrama a la casa de Sesemann. El conde Ludovico da Sauret quiere conocer a Dete, que durante años le ha escrito que es una aristócrata y que vive en la casa de Santiago que había transformado en orfanato. Todos intentan mantener el juego para que Dete se involucre con el conteo, hasta que Rita llega y desenmascara al pastelero. Incluso el conde, sin embargo, es desenmascarado por los chicos que mientras tanto habían descubierto que él era un pizzero y no un verdadero noble. Los dos, sin embargo, aclaran y deciden reencontrarse.