En cierta calle de Salamanca llegan a vivir unas mujeres, llamadas: la señora Claudia y su sobrina Esperanza. La historia cuenta que doña Claudia cuidaba a Esperanza y le decia muchas cosas acerca de los hombres: hasta que un dia Esperanza se canso porque ella se estaba enamorando de Felix.
Moza libre y liviana, hija de padres que, cuando le faltaran a su crianza, eran de tales costumbres que no enmendaran las depravadas que su hija tenia. Salio muy conforme a sus progenitores, con inclinación traviesa, con libertad demasiada y con despejo atrevido.
Leonarda, una mujer bella y aun joven que acaba de perder a su marido. Leonarda se muesta firme en rechazar los acercamientos amorosos de sus pretendientes Oton, Valerio y Lisandro, no por fidelidad al recuerdo de su marido sino por conservar su libertad. Hasta que Camilo, un apuesto caballero, se cruza en su camino. A partir de ese momento, perseguirá su nuevo objetivo, aunque siempre manteniendo las apariencias.
Las aventuras de una joven villana de origen judío llamada Justina, contadas por ella misma, a quien, después de contraer un matrimonio supuestamente feliz, le sigue la viudedad, que no es mas que el preludio de otras dos nuevas nupcias.
Una joven cordobesa, ni rica ni excesivamente pobre, cuya belleza le hace ser solicitada como esposa por un joven y rico comerciante. Ella acepta y se va de viaje con El, pero en Marsella aparecen unos hombres enviados por el padre del muchacho, la raptan y la meten en un barco que acaba depositándola en las costas italianas, sola y sin dinero.
La madre de Elena, a quien en la calle llaman Celestina porque se dedica a labores celestinescas, la prostituye con trece años y la inicia en el camino de la mala vida. Poco después, la encontramos en Toledo, acompañada de dos compinches: la vieja Mendez y el proxeneta Montufar.