La costa de Sri Lanka espera a los aventureros para la tercera etapa de ‘La Ruta de los Elefantes’ y no piensa ponérselo nada fácil. Playas como la de Hambantota, son el escenario para una etapa en la que los aventureros van a descubrir que es mejor no confiarse. Sonia e Ylenia, fueron las más lentas en la etapa anterior, pero se libraron de la eliminación gracias a la tarjeta verde que encerraba el sobre negro. Aunque tuvieron la suerte de ser últimas en una etapa de no eliminación, en esta tercera etapa, como castigo, retoman la carrera con un hándicap muy oloroso. Un lastre que les impide avanzar por enfrentarse a grandes dificultades para encontrar transporte. Las parejas deben recorrer un total de 250 kilómetros por la costa hasta alcanzar el Mount Lavinia. A mitad de camino, las tres primeras parejas en firmar en el libro rojo, tienen el privilegio de disputarse la inmunidad en un juego. Para ganar esa protección frente a la eliminación tienen que aprender una tradición ancestral cingalesa trabajando como los pescadores zancudos del país. Estos pescadores se encaraman a altos postes y pasan horas capturando pescado y en esta etapa lo que nuestros aventureros deben pescar en aguas del índico son las codiciadas pegatinas verdes. Tras el juego por la inmunidad, es el momento para que se reúna la asamblea y determine qué pareja ostentará el título de “ovejas negras”, hecho que marca a los elegidos haciéndoles descender automáticamente una posición en el ranking de la etapa a su llegada a la meta. En este último tramo visitan la ciudad de Galle, una joya fortificada patrimonio de la Unesco donde las parejas tienen que completar una misión que les llevará a hacer un viaje al pasado. Además, por el camino, surge un amor inesperado entre un aventurero y unas atractivas turistas y algunos de los aventureros disfrutan de una noche de lujo; pero no todo es un camino de rosas porque una situación inesperada da un vuelco radical a la carrer