Luego de finalizado el casamiento en el que Tomás y Esperanza se reencuentran, el cura no puede evitar besarla una vez más. Para Tomás, no hay momento del día en el que no desee estar con ella. Evidentemente (y se lo aclara a la joven) su destino es sufrir por amor. Sin embargo, la respuesta de la novicia lo sorprenderá: no está dispuesta a hipotecar su felicidad en pos de un sueño que, por lo pronto, no llegará a buen puerto. Tomás queda devastado ¿es el momento de tomar una decisión crucial en su vida?