Salir sin permiso del convento es considerada una falta grave. Y así se lo hace saber el padre Fortunato a Esperanza, luego de que la joven escapara para intentar despedirse del padre Tomás.
Como penitencia, la joven novicia debe pintar el campanario, ubicado en una alta torre del claustro. Mientras realiza la tediosa tarea, por accidente Esperanza resbala del andamio que le sirve como base y queda colgada a varios metros de altura, intentado asirse con todas sus fuerzas de una delgada soga.
El destino hace que Tomás aparezca “milagrosamente” en escena, trepe rápidamente por una escalera y salve a Esperanza de una caída segura. Ella se mostrará muy agradecida…y cada vez más enamorada.
El padre Tomás logra salvar a Esperanza de una caída segura. La joven novicia se mostrará más que agradecida.