Cada año algunos de los depredadores más feroces del mundo recorren enormes distancias para llegar a la costa noroccidental del océano Pacífico. En sus orillas aparecen entonces gigantescos tiburones y enormes orcas, y en tierra firme águilas y osos pelean por los mejores lugares para esperar a los millones de peces que pronto llegarán hasta aquí para desovar. Nadie está a salvo: los peces deben sufrir el acoso de los depredadores, mientras que éstos deben luchar entre sí para conseguir las presas que los han llegado hasta este lugar.