Los sellos independientes surgidos de la “movida” permitieron que en la última década del siglo XX muchos cantantes y grupos pudieran acceder a los escenarios y dieran a conocer su música. El indie español no nació de un estilo sino como una manera de presentar sus trabajos. Siendo una necesidad generacional, no es extraño que la eclosión del indie se produjera en muchos lugares. En aquellos años se hablaba del Getxo Sound, del sonido de Donosti o del de Xixón, sin olvidar Granada, el Seattle del rock español. El éxito de Dover supuso el reconocimiento masivo del indie. Para algunos fue también la muerte del movimiento y su reconversión en un producto más de la industria. Desde entonces, con la misma etiqueta conviven el rock, el pop melódico, la originalidad irreverente y los cantautores. El indie ha llegado, así, a los 30 con una cierta crisis de identidad: ni sabe quién es, ni recuerda su pasado. Así que llegados a este punto la pregunta ya no es ¿qué es el indie? si no ¿dónde está la línea que lo diferencia del mainstream?