Hoy descubrimos tres productos en los que la tecnología convierte su proceso de fabricación en prácticamente magia. Veremos como la tinta de un patrón se transfiere a la tela al pasar por la calandra a más de 200 grados; o como la sémola de maíz, sometida a presión y a una alta temperatura, explota multiplicando su tamaño y como la lava incandescente cae sobre los feeder y es soplada hasta convertirse en una transparente copa.