"Verás cómo puedo hacerlo" son las palabras que dirige Javier Durán a su cómplice en un vídeo en el que se graba a sí mismo simulando disparar a las que luego serán sus víctimas. Tras este descubrimiento, Eva y Sóller viajan a Santander, donde conocen aspectos ocultos sobre el joven asesino: Javier mantenía una relación conflictiva con su padre, un severo ex-militar que le inculcó la afición a las armas. Mientras tratan de averiguar quién se esconde tras los asesinatos de Durán y Salvador Fuentes, Sóller reconstruye la escalada de violencia en el último año del estudiante cántabro y Eva constata que el joven acudía regularmente los fines de semana a la sierra de Guadarrama junto a un hombre mayor. Las declaraciones de un testigo y el hallazgo de varios casquillos de bala revelan que el joven efectuaba prácticas de tiro en una zona apartada. Los resultados del análisis de balística de los casquillos confirman que pertenecen al arma con la que Javier cometió los asesinatos y posteriormente se suicidó, al tiempo que corroboran la presencia de restos de munición de otra arma.