Sobrevolar la Comunidad de Madrid nos permite contemplar el mundo de contrastes que encierra. Una región dinámica y vanguardista, la de los negocios y la vida en permanente ebullición. Pero esa no es la única imagen ni la más completa. No lejos de la capital y su cinturón urbano encontramos otra estampa totalmente diferente: la de los espacios naturales, los inviernos rigurosos, los pueblos de piedra y las casas cerradas. Posiblemente la zona más bella de la geografía madrileña, aunque también el territorio más deshabitado.