El 6 de febrero de 1994 Marcial Rabadán y su hijo Andrés discuten tras la comida. Andrés va a su habitación, coge la ballesta que se ha regalado por Reyes, la carga y dispara sobre su padre. La primera flecha, en la cabeza y dos más “para que no sufriera”. Tras abrazar el cadáver se dirige a la comisaría y se entrega. Había nacido para las páginas de sucesos “el loco de la ballesta” ; para la opinión pública, el horror inexplicable; para los expertos, un caso de brote psicótico de manual. Para la justicia: 20 años a cumplir en módulos psiquiátricos. Andrés Rabadán sigue en prisión, ha realizado exposiciones con sus dibujos y escrito dos libros; se ha casado, olvidado “las voces” y ya no sueña con el cadáver de su padre. Ventura Durall, que ya había realizado un documental sobre él (El perdón) lleva la historia al cine con guión del propio Rabadán.
Name | |
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Ventura Durall |
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