Muchas personas piensan que deberían hacer algo, pero pocas finalmente lo hacen. Ana Albiol es una de ellas. Nació comunicadora, se 'entretuvo' estudiando empresariales, se 'desvió' trabajando como maquilladora y finalmente se dio cuenta de que siempre, siempre, siempre, su vida tuvo más que ver con comunicar que con las brochas y las paletas. Esta valenciana de 33 años decidió, después de la muerte de su padre, poner su vida patas arriba y mudarse a Bali para formarse en el desarrollo personal y para aprender más sobre 'lo de dentro' después de mucho tiempo dedicándose a 'lo de fuera'. Ana cree que ser intensa no está reñido con ser coqueta y se empeña, de forma muy juiciosa, en que todos acabemos dándonos cuenta de ello.